sábado, 9 de abril de 2022

CAMINO DE LA PASCUA: XIII ESTACIÓN

Viernes 8 abril_

*XIII Estación: María junto a la cruz.* 

Señora de la soledad, madre del silencio, mujer fuerte en la debilidad, capaz por tu amor de estar junto a las cruces de todos tus hijos. Acogiste entre tus brazos a la vida inmolada y la ofreciste al Padre, a él, que un día te pidió permiso  para que su Hijo se hiciese carne en tus entrañas.  

Lloras, Dolorosa, con todas las madres del mundo que trajeron y traen a sus hijos entre los brazos, muertos. Y tú acoges y abres tu corazón con una espada de dolor, para ser madre entrañable a todos nuestros dramas y disputas, sembrando amor en tantas guerras, alegría de esperanza en todos los calvarios de la humanidad, donde con tu presencia alienta a los hombres en este valle de lágrimas. Señor del dolor junto a la cruz, mujer de vida hasta el final, acógenos en tu seno maternal y haznos ser amigos-hermanos de Jesús.  

Señor del dolor, acéptanos, vivimos salpicados de dolor.  Enséñanos el gozo con la cruz, amor que se hace entrega con Jesús. Mujer que aceptas ser madre,  mujer que amas siempre hasta el final. Señora, madre nuestra, acógenos, pues estamos necesitados de tu amor. María, madre buena, en sencillez tu seno se dilata y das a luz a todos los que queremos hoy seguir a Jesús en el camino de la cruz. Amén.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina

A LAS PUERTAS DE LA PASCUA

 

Llega la Pascua. Está ya a la vuelta de la esquina. Este domingo celebramos el domingo de Ramos. Un Jesús aparentemente victorioso al que la gente aclama, pero que, es una falsa. Se autoengañan. No es el Jesús que ellos se han fabricado y esperan. Es un Jesús que trae otro plan, el de su Padre. Y ellos, su pueblo, no lo acepta. Así que le aclaman creyendo en otro Jesús, no en ese Jesús, enviado por el Padre, que nos anuncia la Misericordia y la salvación por el Amor del Padre.

Ante esta fiesta Pascual, después de más de dos mil años podemos preguntarnos: ¿Qué pienso yo de Jesús? ¿Sigo, en mi vida, poniéndole en lo más alto de mi vivir y actuar de cada día? Todos mis impulsos, motivos y actuaciones están alentadas y movidas por, para y por Él. Y para su Gloria. ¿Es, realmente, Él, el centro de mi vida? ¿O me mueven otros motivos, impulsos y actuaciones puramente terrenales? ¿Soy consciente que todo lo que haga a su espalda pertenece a este mundo y, por tanto, será corrupto y temporal? ¿Dónde realmente estoy? ¿Cómo y en que situación y estado me dirijo a celebrar y vivir la Pascua? Realmente, ¿voy camino a estar disponible a vivir el amor por Cristo y en Cristo? ¿Y soy consciente que, solamente en Él, puedo encontrar esa paz y felicidad que busco desde lo más profundo de mi corazón.

Si así es, abramos nuestros corazones y, confiados en el Amor y la Misericordia de Dios dispongámonos a vivir a impulsos del Espíritu Santo dejándonos llevar por su acción. Amén.