Señor, ya caminamos la Semana Santa, esta semana grande donde conmemoramos lo mejor de tu vida, tu amor llevado al extremo.
Te pido me des la gracia de poder acompañarte.
Contigo subir a Jerusalén.
Contigo entrar triunfante el Domingo de Ramos para que el corazón se ensanche.
Contigo compartir la última cena, que me laves los pies, y que el corazón se me llene ante semejante acto de amor.
Contigo compartir la mesa, compartir el pan y el vino.
Contigo orar en el monte de los olivos y acompañarte con la oración.
Contigo recibir el beso de Judas.
Contigo sufrir la incomprensión y la envidia de los poderosos.
Contigo padecer la flagelación y la coronación de espinas…
Contigo ir camino con la cruz, y poder ser esa Verónica que enjuga tu rostro.
Ser las mujeres que te acompañan en el camino…
Ser Juan que permanece en la cruz, y a quien le confías a tu Madre.
Ser como María que en medio del dolor sabe que la Vida siempre puede más.Ser como el ladrón que sabiéndose pecador, pide misericordia.
Ser José de Arimatea que arriesga su vida por pedir tu cuerpo muerto.
Ser el centurión y con él decir “verdaderamente éste es el Hijo de Dios”.
Ser María Magdalena que corre a verte en el sepulcro, y se sorprende con que ya no estás ahí.
La muerte ha sido vencida, y llamándome por mi nombre, me das una nueva vida. ¡Amén!
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina
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