Gracias, Jesús Resucitado, porque tu vida nueva nos envuelve, nos arrastra.
Gracias por resucitarnos de la tristeza a una alegría que nadie nos puede quitar.
Gracias por resucitarnos del egoísmo a la generosidad de quien entrega la vida.
Gracias por resucitarnos de la búsqueda de placer y conducirnos a la búsqueda del amor más grande.
Gracias por resucitarnos del aislamiento, para abrirnos a la relación con los hermanos.
Gracias por resucitarnos del yo, de "los míos", para que nos ocupemos de los más necesitados.
Gracias por resucitarnos de la desilusión a una esperanza más grande que la muerte.
Gracias por resucitarnos del sin-sentido a la alegría de saber que Tú eres la vida. Amén.
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