Tengamos en cuenta que, cada día, rezamos, posiblemente, más de una vez el Padrenuestro. Pensemos, ahora, con paciencia y serenidad, lo que decimos: Padrenuestro que estás en los cielos…Perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden… ¿Caemos en la cuenta? ¿Nos damos cuenta de lo que decimos? Si somos capaces de perdonar a quienes nos ofenden, tal y como Dios nos perdona a nosotros, los problemas de nuestro entorno, de nuestro pueblo y de todo el mundo se terminarían. ¿Imaginan ustedes ahora que Rusia y Ucrania se esforzaran en cumplir esta petición? Sin lugar a duda, la solución está en el perdón.
Y, si nosotros tenemos la posibilidad de salvarnos, es por el perdón que nuestro
Padre Dios nos ofrece y nos regala. Su Misericordia es Infinita. ¿Nos damos
cuenta? La cruz significa eso, amarnos como hermanos en el Señor, porque,
detrás de la cruz está la Resurrección y la plena felicidad eterna. ¿No es eso,
en definitiva, lo que buscamos? Pues, tengámoslo en cuenta, amar es la solución.
Y el amor pasa por el perdón. Amén.
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